Madrid acoge mañana el desfile del Orgullo Gay tras una semana repleta de actos. Carrozas homosexuales cargadas de estereotipos que, un año más, distorsionarán la realidad de un colectivo maltratado históricamente. Pero normalizarlo no consiste en relacionar al gay, o a lo gay, con moda, gimnasios, locales cool, promiscuidad, banderas arcos iris, Chueca, saunas, televisión, plumas, viajes, nóminas elevadas, lubricante, modelos, armario, famosos, Sitges, chaperos, Madonna, prepotencia, mariliendres, cuartos oscuros, locas, manifestaciones, cotilleo, Mónica Naranjo o periodistas del corazón. Lo que está claro, por ejemplo, en una ciudad pueblerina como Zaragoza, es la falta de visibilidad. ¿Alguien ha visto a dos chicos, por nuestras calles, cogidos de la mano? ¿O a dos chicas dándose un pico? Por algo será. Así que vive y dejar vivir.