Madonna, la reina del pop, actúa en Zaragoza el próximo 25 de julio. Y su "muerte" está anunciada. La diva, por ahora, sólo ha logrado vender 20.000 entradas de las 52.500 previstas. Y eso que te hacen descuento por casi todo, como ser estudiante de la Universidad. Pero es que los desorbitados precios del show, en plena crisis, y que el concierto fuera anunciado tras las fechas de Barcelona y Madrid, ciudades en las que actúa el 21 y 23 respectivamente, desinfla uno de los acontecimientos musicales más importantes del año. Sin duda, el síntoma de querernos apuntar a todo, pero no ser innovadores en nada. Salvando las distancias, un fracaso como el de Soraya, este fin de semana, en Teruel. La cantante de "Poyeya" sólo logró congregar a un centenar de personas. Tal vez, porque su desastre eurovisivo no sea una buena carta de presentación.
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
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