Madrid acoge mañana el desfile del Orgullo Gay tras una semana repleta de actos. Carrozas homosexuales cargadas de estereotipos que, un año más, distorsionarán la realidad de un colectivo maltratado históricamente. Pero normalizarlo no consiste en relacionar al gay, o a lo gay, con moda, gimnasios, locales cool, promiscuidad, banderas arcos iris, Chueca, saunas, televisión, plumas, viajes, nóminas elevadas, lubricante, modelos, armario, famosos, Sitges, chaperos, Madonna, prepotencia, mariliendres, cuartos oscuros, locas, manifestaciones, cotilleo, Mónica Naranjo o periodistas del corazón. Lo que está claro, por ejemplo, en una ciudad pueblerina como Zaragoza, es la falta de visibilidad. ¿Alguien ha visto a dos chicos, por nuestras calles, cogidos de la mano? ¿O a dos chicas dándose un pico? Por algo será. Así que vive y dejar vivir.
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
Yo sí los he visto, pero es muchísimo más normal en Glasgow. Quien relacione todo eso que dices con homosexualidad es que no conoce a nadie gay/lesbiana, aquí, entre mis mejores amigos y compañeros hay un gay (que seguro que no sería tan majo si fuera hetero) y una lesbiana, además de superNoe que se me fué hace poco. Y me importa un pito con quien duerman por la noche, igual que a ellos le importa un pito con quien yo duerma. Ni son locas ni promiscuos si "estan de moda"
ResponderEliminarEl problema es que en españa los propios gays/lesbianas son los que montan el teatro, y parece que todo en su vida gira entorno a su condición sexual. Como mi amiga dice, ella es muchas otras cosas además de lesbiana, y no necesita tatuarselo en la frente para que todo el mundo lo sepa.
Patricia