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Mostrando entradas de febrero, 2014

Vestuario masculino

El vestuario masculino del gym da mucho juego. Comentarios sobre tetas entre machos trogloditas. Viejetes con la pinga al aire revoloteando. Pierna tatuada con el escudo del Barça. Ejecutivo que llega para ponerse el traje y acudir a un evento. Marroquíes que se duchan con el gayumbo puesto. Grupo de colegas que se cubren el torso con celofán transparente, como si fuesen un bocadillo de tortilla de un lúgubre bar de carretera. Tíos que se cepillan los dientes, se afeitan o se depilan la espalda. Cuerpos buenorros que se enjabonan a tu lado. Papá que ha ido a buscar a su hijo y le seca el pelo tras la clase de natación. La chica de la limpieza a la que se le da luz verde para poder entrar. Los que se molan a si mismos y comprueban sus músculos ante el espejo. El vigoréxico que parece vivir allí. En fin, una caja de sorpresas antes y después de cada jornada deportiva.

Palabras suavizantes

No trata este post sobre el suavizante que "cuida las prendas que más quieres", sino en reflexionar acerca del lenguaje. Tampoco debate sobre el lenguaje inclusivo. Plantea la necesidad de escoger las palabras adecuadas cuando comunicamos algo. Cuando nos comunicamos con alguien. Palabras suavizantes. Porque no es lo mismo, por ejemplo, decir crónico que permanente. Y aunque juguemos al "parecido pero diferente", ese pequeño matiz puede lograr no herir el alma.

El tren de Paula

Volví a coincidir con ella. Viernes, 18:40. Alvia con destino Vitoria. Y ahí estaba, en el último vagón. Como la otra vez, jugueteando con su gato. Un gato que seguro le hacía compañía en sus noches solitarias. La observaba. No sabía nada de su vida. Imaginé que, un fin de semana más, huía de la agresividad urbana para refugiarse en sus orígenes. Imaginé a una mujer, de unos 40 años, en un dilema vital. Romper con lo poco que le unía a su ciudad adoptiva o tejer nuevas redes a las que agarrarse. Por ahora, en su agenda subrayaba con fluorescente verde la cita que, cada vez con más frecuencia, tenía en aquel andén de la estación de Sants. Por ahora, era la decisión intermedia que, llamémosla Paula, había escogido. 

Lucero Herido

Ya que no la subo al Instagram la subo al blog... Barcelona, 8/2/14