Cuando hay que rellenar páginas en prensa o minutos en televisión, los periodistas tienen un tema comodín: el botellón. Pero no buscan las causas de este fenómeno. Los reportajes siempre se quedan en la superficie. Quejas de los vecinos por los ruidos y la suciedad. Estos días, los jóvenes, acudimos a un botellón masivo: el de los apuntes. Horas y horas en la biblioteca, algunas, como el Pabellón de Filología, de la Universidad de Zaragoza, en condiciones deplorables, para intentar memorizar un tocho de folios. El objetivo: escupir la teoría en el examen, olvidarla nada más salir por la puerta y, si la suerte acompaña, aprobar. Así está el sistema educativo en nuestro país. También para los que experimentamos el Plan Bolonia. Los estudiantes no vivimos tan bien como parece. No todos por lo menos. Sería un buen momento para que los periodistas reflejaran otra parte de la realidad de la juventud. Alumnos y alumnas que preparan selectividad, se examinan del segundo cuatrimestre, u opositores que intentan, en tiempos de crisis, hacerse con una plaza en la Administración Pública. Tal vez, Samanta Villar, reportera del programa 21 días, de Cuatro, tendría una oportunidad, como ella dice de "vivir para contarlo". Habrá que ser positivos y pensar que la cuenta atrás, para bien y/o para mal, ya ha empezado.
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
esto es insufrible... en historia tengo hojas y más hojas, todo ello infumable... y total para eso, para soltar lo que hayas logrado aprenderte en el examen y al día siguiente haberlo olvidado todo...
ResponderEliminartenemos Historia adaptadísima a bolonia... jodo...
por cierto, se rumoreaba por ahí que están mandando las notas de derecho... no es así, no? ya nos dirás a ver... miedo me da! eso de que nada más empezase yo a hablar se pusiese a bostezar... con lo que era él con eso de no bostezar en clase y así...
bueno, paciencia, me vuelvo a la Guerra Fría a ver si avanzo!
En lugar de criticar el sistema educativo se debería arreglar, siempre sale que somos unos burros y estamos a la cola de europa, Y UNA MIERDA, los británicos sí son burros, q no tienen ni idea de gramática, no hablan idiomas, no saben historia, ni geografía ni nada de nada...que hacen para estar por encima de españa? copiar en el examen??
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