Se me escapó el AVE 090914. Y puedo culpar a que nadie me avisó que el abono duraba 231 días, que el trayecto tenía menos paradas de las que yo esperaba o que descarriló como un siniestro inesperado e inevitable. Pero no todo es blanco o negro. No todo es AVE o ALSA. El tren continúa viajando. "Aquí y ahora" hay que aceptar que hay caminos bifurcados, que viajo en otro vagón y en diferente asiento o que a veces me toca pasillo y otras ventanilla. Pero, ¿qué es aceptar? No busco en la RAE. Creo mi propia definición. Aceptar supone respetar algo o a alguien. Respetar algo con lo que no estás de acuerdo o que tú hubieras hecho de otra forma. Sin juicios. No, no es fácil. Hasta soñando estamos juzgando. Muchas veces, incluso, somos nuestros propios fustigadores. No hay que juzgar al AVE escapista. Ahí estamos...
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
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