Record histórico de temperatura en Zaragoza: 44,5 grados según cuenta El País. Comenzamos julio calurosos. Ya pasó la estación que la sangre altera y como dice la Jurado "jamás duró una flor dos primaveras". Yo sé lo que me digo. Mientras, César le escribe un mail a Lucía que acaba así "no quiero presionarte. Estoy aquí si quieres venir. Estaré allí si quieres que vaya. Siempre y para siempre si es lo que deseas". Continúo con mi conexión "aquí y ahora" pero me programan una reunión para el 7 de Octubre y ojiplático me quedo. Eso sí, comienzo a diseñar agosto. Un kit kat más breve de lo previsto, que el director me permitió ajustar a mis necesidades. Y quedo a tomar algo por allí por aquello de no vetar. Y si lees esto, dirás que vaya descarrile. ¡Pues sí! Será la humedad barcelonesa... Barcelona, una ciudad que hoy una colega de profesión, sevillana, ha calificado de inhóspita. Y tiene un poco de razón... Ala, ¡a intentar dormir! Que el calor sea con vosotros...
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
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