Si le damos un repaso, seguro que nuestra trayectoria está llena de primeras veces y de ex. De algo nuevo y de algo o alguien que fue... Por ejemplo, ayer, estuve por primera vez en una boda a cuyos novios no había visto jamás. Y es que, como leía en una novela que empecé y acabé en Fuerteventura, Cuando volvamos a casa, "la vida está llena de cambios", una de la protagonistas, al ver que todo cambia, "siente que no es la única que improvisa su futuro, que todos buscan el nuevo lugar del puzzle donde encajar". Y en ello estamos, re-situando y ubicando...
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
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