Todo es cíclico pero con matices distintos. Como los "temas nevera" para los periodistas. Tal vez, algo vuelva por no haberlo resuelto antes. Y tengamos un 2x1 como en las ofertas del supermercado. A veces, también el tiempo, por el que transcurren los ciclos, hace que haya cosas que caigan por su propio peso, las coloque en su sitio y, aunque sea tarde, te acabe dando la razón. ¡Porque las malas personas también tienen su momento! O, como dice el dicho popular, "a todo cerdo le llega su San Martín". ¡Cerda! Porque, a veces, ya no tienes palabras para rebatir. ¡Ya no! Cada cual su pelea...
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
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