La fiebre por las redes sociales ya tiene nombre: "extimidad". Y es que cuesta entender que sus usuarios hagan de una página de Internet, el escaparate de su vida. A través de, por ejemplo, Tuenti, puedes conocer la información más íntima de la persona. Y más aún si los comentarios se publican en el tablón, en lugar de enviar mensajes privados. De hecho, los menores sienten que quien no está en la Red no existe. Y no sólo los jovencitos. Yo mismo me creé un perfil porque suponía estar más integrado entre los compañeros de Universidad. Los que utilizamos Messenger, menos público y más inmediato, somos mirados como dinosaurios. Colgar fotos, cuantas más mejor, es símbolo de estatus. Hace unos meses, una amiga estuvo en Barcelona y, “gracias” al catálogo de imágenes que subió, no tuve que preguntarle qué había visitado. Según los expertos, el ordenador es una ventana abierta a nuestra casa. Pero por decisión propia. Indagando, puedes saber a qué hora ha quedado fulanito, quién e