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Mente...

Puntual, a las 10 de la mañana, comienzo una entrevista de acogida. Mientras voy preguntando de manera casi guionizada, me asalta un pensamiento automático. Y se va al pasado. Y lo relaciona con material que mi compañera Raquel utiliza en un taller de iniciación. Esta palanca pensante se acciona del futuro al pasado, o viceversa. Pero te jode el "aquí y ahora". Continuo explorando la historia de vida de la persona que tengo enfrente. Mi móvil está en el despacho. Y mientras doy por finalizada la conversación, una amiga me escribe por Whatsapp para explicarme que la ingresan en una planta de psiquiatría. ¡Vaya con la mente! ¡Sigue en el trono de la vida de tanta gente! Y cuesta separar; cuerpo - mente o mente - emoción. Porque es demasiado sencillo clicar en ese pensamiento automático que se asoma como un banner en la pantalla del ordenador. Porque la mente tiene memoria y puede hacernos darle vueltas a lo que fue o será. Pero nada existe. Del pasado, a quedarse con lo positivo. Y el futuro, a improvisarlo. Y en el "aquí y ahora" a echar mano de algún ibuprofeno porque la mente, el cuerpo o ambos ya barruntan vacaciones pero cuesta visualizarlas...

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