Esta tarde he visto una furgoneta blanca serigrafiada con el dibujo de una bicicleta verde y unas letras: "La ciclería". Se trata de un proyecto educativo y cultural que pertenece a la Asociación Babel, y que nació en Zaragoza en 2007. Su objetivo: educar y entretener mediante el uso de la bicicleta. Me ha hecho gracia, porque yo estoy continuamente ciclando. Para mí ciclar es llegar a un punto límite en una situación, casi hasta volverse tarumba. Y eso, a los que no sabemos dónde tenemos la mente, nos puede llegar a ocurrir varias veces al día. Así que yo, vivo ciclando.
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
Yo tambien vivo ciclando...en el segundo significado, en el primero pronto empezaré a ciclar, pero aquí, porque por zgz ni de coña me pongo a dos ruedas, no quiero morir atropellada
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