El Patio Maravillas de Madrid, copa estos días espacios en la prensa. Los miembros del colectivo de este centro social autogestionado, ante ciertas informaciones publicadas, dan un tirón de orejas a los periodistas, desde al apartado de prensa de su Web: "El Patio Maravillas tiene un servicio de comunicación accesible para cualquiera medio de comunicación con el que se pueden corroborar noticias siempre que se tenga intención de hacerlo. La legislación vigente no obliga a los periodistas a publicar la verdad, pero si a “intentar publicar la verdad”. Esto es algo tan sencillo como contrastar fuentes. En los últimos meses diversos medios de comunicación han ido publicando noticias sobre el Patio Maravillas carentes de fuentes, citas o las mínimas normas del periodismo para que una noticia tenga validez y credibilidad".
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
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