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Vaivén entre raíles...

Voy en el AVE. Un domingo más. Siempre, cómo ha dicho ella, he vuelto por su cumpleaños. No recuerdo cómo fue 2015. Sí 2014 y 2016. Pasa la vida... Preocupada por mí marcha tailandesa. Yo, con diarrea emocional. Miedo. Anticipación. Nuevas experiencias. Puesta a prueba de mis recursos personales. 21 días... Expectación. Muestras de cariño. Mis amigos, un pilar sólido. Marcho con un 75% de algo presente o que condiciona mi vida. Últimos 15 días frenéticos. Stop en forma de billete. Y todo llega... Reencuentros, despedidas, transformar relaciones. Leo que "las personas son eternas, las conductas puntuales". No suelo escribir a mano. Prefiero el teclado. El vaivén entre raíles tampoco ayuda. Asiento en diagonal. Maleta rosa, teclea su móvil, rostro triste... Vidas. ¡Viva la vida! Escribo sobre un regalo de mi amiga Vero. Allá por 2011, cuando Barcelona todavía era algo incierto, me decía "sé perfectamente que es lo que tú querías". Frenazo. Mi letra es igual de ilegible. ¡Qué cansinos mis pensamientos! Salto de un tema a otro. Lo sé. Pero, como dicen en mi curro, escribir supone mi "ventilación emocional". Y estoy seguro que el termómetro experimentará sensaciones desconocidas. Porque salgo de mi zona de confort. Y no voy de valiente. El modo "no me voy, no lo hago" también se presentó como una pequeña posibilidad.

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