Pocas tardes de agosto tengo libres este año... Y las estoy pasando en Zaragoza, con sus 39 grados. Ayer, me dediqué tiempo para mí. No solemos cuidarnos. Defecto profesional. Pero, a menudo, hay que priorizarse. Con una profesión que desgasta, y con un entorno familiar y social, a menudo, en crisis, toca cuidarse. Tarde para cultivar cuerpo y mente: sesión de beauty, exposición fotográfica con giro profesional incluido, helado improvisado con amigos y, para finalizar, un primer encuentro. Una entrada, tal vez directa, en el TOP. Un "punto positivo" para Zaragoza. Gente interesante, de vida y cuerpo. Gente que, aunque no vuelvas a ver, te trató bien. No como aquellos que están en punto muerto. Y acabo de comenzar "Adulterio" de Paulo Coelho, tras casi tres años en una estantería. Rescato una frase: "...soy una mujer dividida entre el terror a que todo cambie y el terror a que todo siga igual el resto de mi vida".
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
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