¿Están de moda las rupturas? De Madrid saltamos a Dublin. O, tal vez, es ilusorio pensar que una relación es "para siempre". De hecho, nada lo es. Bueno, sólo un hecho. Vivimos en una sociedad chalada, en la que se prioriza todo antes que uno mismo. Porque, si no nos autocuidamos, ¿qué podemos ofrecer al resto? ¿Es lógico que pasen semanas, meses o años sin ver a alguien que vive en la misma ciudad? Deberíamos tejer redes de ayuda mutua, redes informarles en nuestro día a día. Porque coincidir en la parada del bus, en la cola del supermercado, en la escalera de nuestra vivienda o tomar un café rápido, consiste simplemente en vomitar titulares rápidos sin profundizar en cómo estamos o en qué sentimos. Prisas, prisas, prisas, ¿pero hacia dónde vamos?, ¿qué o quién nos espera? Se trata de cuidar más, de cuidarnos más. Porque, además, puede que seas importante para alguien que no imaginas, o alguien que jamás pensaste sea un apoyo para ti.
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
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