Ya lo decían en aquel programa de la tele: "esta historia hay que dejarla reposar durante algún tiempo". Porque, aunque intentemos vivir "aquí y ahora", los revival nos trasladan tiempo atrás. Y alguien te contacta por WhatsApp porque, en algún momento, grabó tu móvil. ¡Y ni te acuerdas! Porque hace ya tiempo y, además, no sueles cambiar tu dirección al caminar por la calle. Una vez más, yo sé lo que me digo. El tiempo; ese concepto tan difuso. Siento que se diluye, que pasa rápido, que no te permite llegar... Alejandro sólo pinta mándalas de color verde. Carlos necesita identificar qué es para él ser consciente. Porque hay temas y temas. Y oye, ¿qué le pasa a alguien cuando deja de usar emoticonos? Seguiremos investigando... Ahora, la vida en directo barcelonesa no me deja seguir tecleando.
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
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