Hace un año, Camela inauguraba la primavera en Barcelona con un concierto en la Sala Razzmatazz. Y allí estaba; escuchando, tarareando, grabando y enviando un cachito de Has cambiado mi vida. Un tema que se convirtió en la banda sonora de una época breve pero intensa, muy intensa. Pero todo se desdibuja. Lo echo de menos, pero "aquí y ahora" acepto lo que es. Y lo que hay; porque, aunque de otra manera, sigue estando. Es un "sin más" que suma más que resta. Un "sin más" porque de lo que fue hay que transitar hasta perfilar el contorno de otro modelo. Porque, como dice mi estado del WhatsApp, "otro modelo es posible". ¡Y es complicado colocar otra etiqueta! Por cierto, con la excusa de este post, vuelvo a escuchar la canción. Algo así como un ejercicio terapéutico. Porque a veces, muchas veces, no estamos muy lejos de la vida de los usuarios a los que atendemos. ¡Si ellos supieran!
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
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