Claustro, con bizcocho de naranja y zanahoria, para valorar la continuidad de los usuarios. Ayer, me propusieron un alta. Pero no es el momento; quedan dos temas por trabajar. Uno, me hizo pedir ayuda. El otro, ocurrió en paralelo. Y se unió un tercero. Mientras, ejercito el pack "canción, jersey, toalla". Porque hay momentos, lugares u objetos que evocan un recuerdo. Y se aceptan; es algo que viviste. Por WhatsApp, una amiga me envía una foto desde Tarragona. Allí pasamos juntos la Semana Santa de hace dos años. Poco antes, había cumplido unos 30 que jamás pensé que fueran tan complicados. Y otra, me cuenta que ha iniciado una historia. De momento, ha superado las tres quedadas. Para mí, un record. Lo positivo, le escribo, "es que a pesar de nuestra mochila sentimental, nos lanzamos a la circulación". Alejandro, mi personaje, se ha tomado hoy un break y me quedo en casa. Y escucho una letra que dice: "son amores que te trae la vida, algunas veces te los da y en cambio otra te los quita. Es el riesgo al que te expones cuando te entregas de corazón". Pues venga, ¡cuesta abajo y sin frenos!
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
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