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Mostrando entradas de 2025

Velocidad chuchu

Un domingo más, un AVE me devuelve a Barcelona con retraso por una incidencia indeterminada, y llegaré convertido en calabaza sin poder coger el metro, sin zapato de cristal y sin príncipe que quiera ser coprotagonista de mi cuento. Un puente en Zaragoza de reencuentros, a pesar de los 300 kilómetros que me separan de mi ciudad natal, desde hace casi 15 años. Eso sí, no viajo solo. Lupo va conmigo. Soy papá perruno. La adopción internacional quedó descartada, porque para mí no es ecológico comenzar una batalla administrativa con países racistas, machistas, homófobos y serófobos que, por otro lado, tienen a la infancia malviviendo en sus territorios. Es el precio de la disidencia: ni soy hetero, ni estoy casado y, aunque sí que tenga piso y trabajo fijo, hay sticks rojos en mi test de idoneidad. Por cierto, idoneidad con la que me limpio el trasero. ¡Con lo que yo veo en mi despacho! Se llama, infancia en riesgo. Seguimos en el AVE. Alta Velocidad Española, para quien quiere creérselo. ...

Pasar pantalla

Septiembre erupcionó como un volcán. A nivel personal, familiar y laboral. Pasé pantalla porque me dije a mí mismo "no puedes ser trabajador social en tu vida amorosa", Lupo se fugó cual adolescente conflictivo, ejercí de asesor ante desavenencias heredadas y saqué el látigo en el despacho con población desubicada. Suerte de un picnic en la Barceloneta con sabor a helado de melón, y de Pilates con mi instructor dominicano, que al inicio de la clase nos invita a "olvidar lo que hay allí fuera". 

Se acabó la guardia

Otro agosto más, he cubierto parte de la guardia en el ayuntamiento para el que trabajo gobernado por un partido más clasista, que socialista. Días de tensión y de risas que, fuera del despacho, comenzaron con una sesión fotográfica y finalizaron con un encuentro fuera de sábanas, de paseo, terrazas y confidencias. Hoy domingo, 31 de agosto, y aniversario de la muerte de Lady Di, visibilizadora del VIH/SIDA, tecleo tras asistir a una ruta por el Raval de Barcelona sobre la prostitución trans. ¿Se puede ejercer libremente la prostitución? ¿Qué les ha llevado a ello? Y a ti, ¿qué te ha llevado a escoger tu oficio? Vender tu saber, tu saber hacer y tu saber estar por una nómina infame, ¿no es prostitución? Cada cual que haga con su coño, con su polla y con su culo lo que quiera. Como dijo Violet. "existir es luchar". Porque la sociedad no es tan abierta como parece, ni de mente ni de piernas, y la disidencia tiene un elevado coste de oportunidad. Personalmente, pienso que en la ...

Yo poso, tú disparas

Casualidad o causalidad, dejé de teclear al mismo tiempo que comencé a posar. Mi primera sesión de fotos fue en 2017. Una calurosa mañana de junio, en los alrededores del aeropuerto de El Prat de Llobregat. Contento con el resultado, el gusanillo seguía picando y, poco a poco, fui poniéndome ante el objetivo de amateurs de la fotografía, de fotógrafos que ya no ejercen o de profesionales que viven de dicho arte. Para mí, la fotografía erótica es diversión, transgresión y reivindicación. Es mostrar a otro Carlos, lejos del que, cada mañana, escucha problemáticas ajenas, y lejos también del que lucha contra sus propios fantasmas. El desnudo se censura, y no hay mayor libertad de expresión que despojarte de la ropa y mostrarte sin artificios. Debería ser algo natural, pero estamos más acostumbrados a visualizar imágenes de guerra que de nuestra propia piel. La censura en Instagram es incomprensible, y la presión estética hacia cuerpos blancos, jóvenes y musculados también. Spoiler: si ere...

Gira el mundo, gira

Recupero la contraseña de este blog. De esta forma, podré cumplir uno de mis objetivos incumplidos antes de llegar a los 41: volver a escribir. Los otros tienen el stick verde desde hace meses: retoque facial y aprender francés. El nombre de esta página es premonitorio: "Algún día seré periodista". Comencé a postear en 2009 y, un año después, decidí abandonar Periodismo. La última entrada es de diciembre de 2017, tras un viaje a Tailandia. Teclear es terapeútico, pero apenas lo he hecho este último tiempo. Muchas, muchísimas líneas que se han quedado en el tintero y que formarían capítulos repletos de dolor y gloria, como el título de la película de Almódovar. Ocho años sin publicar, ocho años sin apenas utilizar la pluma para canalizar emociones, ocho años en alerta ante la enfermedad del olvido.  Agosto de 2025. Vuelvo al trabajo, tras unas semanas descubriendo Francia y varios días turisteando en mi ciudad de acogida. Es lunes. Por la tarde, tengo una sesión fotográfica e...