"Probablemente, nadie sienta la necesidad de cuestionar la manera en que llegó a la vida del otro", frase que aparece en la novela a la que di carpetazo el sábado. Días antes, debatía con amigos sobre si "queda mejor" decir que te has conocido por una App o Internet o, por el contrario, si lo suyo sería hacerlo desde lo cotidiano; en el café donde desayunas, en el largo trayecto de metro, descubriendo un supermercado, en los vestuarios del gimnasio, a través de amigos... Lo cierto es que no lo eliges, ni deberías poner expectativas de dónde puede ocurrir. La "chispa", como dicen en First Dates, está aguada. Pero abres el ojo, y comienzas la semana en Instagram. Y de repente, la endogamia de las galerías fotográficas te lleva a que tú repases mentalmente esa quedada afónico, un paseo en moto hasta Gracia o, incluso, algún enredo entre sábanas. Hilos sueltos de historias que tuvieron inicio y final, prácticamente, al mismo tiempo. Y enlazo con otra frase: