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Hace mucho que no escribo...

Hace mucho que no escribo ni que tecleo en este blog. Ni siquiera, llevo a cabo el ejercicio de escritura automática que aprendí en el último taller, y que consiste en vomitar durante unos minutos aquello que pasa por tu mente, para luego dejarlo en un cajón y releerlo pasado un tiempo. Tal vez, si escribiera más pudiera conectar mejor con el "aquí y ahora", porque la anticipación siempre tiene prisa y pronto aparece. Finalizó un 2014 contaminado y llegó un nuevo año que comenzó con lágrimas, alerta médica y un terremoto emocional. Así, todo condensado y sin que hubiera transcurrido la primera quincena del 2015. Hoy, miércoles, casi jueves, estamos en los primeros días de la primavera. La inauguré con ellos, con un concierto de Camela al que asistí en solitario. Porque valoro que necesito tiempo. Tiempo para mí, para que asome ese duelo latente que, intuyo, dificulta que la ilusión esté presente. También un tiempo para compartir. Tal vez, poco a poco, compartir más. Hoy, miércoles, casi jueves, ha finalizado la experiencia teatral en la que durante varias semanas he encarnado a personajes tan diversos como un propietario sin escrúpulos de apartamentos turísticos, un conductor kamikaze de autobús o un vigilante de metro. Pero, ¿qué papel interpretamos en nuestro día a día? A veces, mimetizamos tanto el yo real con aquel actor que inconscientemente encarnamos que nos es díficil, como en el juego de mesa, saber quién es quién. Y dicho esto, como siempre el propósito de escupir en este blog porque, aunque nadie lea este descarrile, cumple una función más que terapeútica...

Comentarios

  1. Suelo leer el "descarrile" aunque nunca comento, hasta hoy: para enviarte ánimo. :)

    Menos lo de la alerta médica, mi 2015 está siendo parecido.

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  2. Sigue vomitando, que viene bien :)

    Yo sí te leo. Y por lo que veo, Arabella tambien.

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