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Cuesta escribir

A veces, por mucho que haya que contar o escribir, cuesta hacerlo. Te sientes bloqueado. Ha ocurrido algo inesperado, duro, sin vuelta atrás y, de primeras, no sabes si es real o ciencia ficción. Hay quien habla de un proceso, con sus respectivas fases. Pero cada persona lo lleva como mejor puede. Para algunos, incluso, pararse puede causar más daño. El 30 de abril, y recién cumplidos mis 30, partía en asiento preferente en un AVE dejando una Barcelona iluminada porque mi prioridad y mi presencia estaban ubicados en otro lugar. Alguien muy cercano había tenido que hacer un parón. El primero en su vida. Y estoy convencido, que sabía que era el definitivo. Nunca mis lágrimas habían brotado de mis ojos así. Una vez más, me reafirmo en que la vida no es justa pero, con todo, hay que exprimir lo positivo. Poder estar, acompañar y decidir, en esos días, amortiguó. Ahora, hay que hacer piña, pedir ayuda, identificar emociones y recomponerse, porque como leí cuando las cosas ya no iban bien "la vida no para de girar, tienes que agarrarte bien si no quieres perder tu camino". 

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