A veces, por mucho que haya que contar o escribir, cuesta hacerlo. Te sientes bloqueado. Ha ocurrido algo inesperado, duro, sin vuelta atrás y, de primeras, no sabes si es real o ciencia ficción. Hay quien habla de un proceso, con sus respectivas fases. Pero cada persona lo lleva como mejor puede. Para algunos, incluso, pararse puede causar más daño. El 30 de abril, y recién cumplidos mis 30, partía en asiento preferente en un AVE dejando una Barcelona iluminada porque mi prioridad y mi presencia estaban ubicados en otro lugar. Alguien muy cercano había tenido que hacer un parón. El primero en su vida. Y estoy convencido, que sabía que era el definitivo. Nunca mis lágrimas habían brotado de mis ojos así. Una vez más, me reafirmo en que la vida no es justa pero, con todo, hay que exprimir lo positivo. Poder estar, acompañar y decidir, en esos días, amortiguó. Ahora, hay que hacer piña, pedir ayuda, identificar emociones y recomponerse, porque como leí cuando las cosas ya no iban bien "la vida no para de girar, tienes que agarrarte bien si no quieres perder tu camino".
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
Ya sabes que en Holanda tienes un sitio :)
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