Escribe Cain Q. en la Hippocampus Erectus sobre aquello que no se dice. Porque "tenemos miedo a esas palabras. Palabras que significan algo. Que te hacen imperfecto o vulnerable. Que nos desnudan por fin". Una Web que descubrí por un enlace colgado en Facebook, una de las pocas veces que entro en la red social. De hecho, la mayoría de personas que tengo agregadas son compañeros de un curso de catalán al que me apunté al mes de aterrizar en Barcelona. Seguramente, muchos ya ni siquiera estén aquí. Y tú, ¿qué es aquello que no dices? ¿Saben los demás todo de ti?
Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q
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