Ir al contenido principal

Pequeña dosis de Pilares

Ha sabido a poco. Y puede resultar extraño; no me gusta Zaragoza pero sí los Pilares. Unas fiestas exprimidas durante años, de las que, últimamente, sólo disfruto de pequeñas dosis. Este 2013, de la dosis suficiente para anudarme el cachirulo de moda con el lema "El Pilar no se toca" en referencia al artefacto colocado en la basílica de El Pilar, subirme, porque la vida da muchas vueltas, a la noria instalada junto al Ebro, asistir a un pregón en el que los actores de Oregón Televisión se acordaron de los que nos vamos fuera, apreciar unos fuegos artificiales low cost, conocer la musica de un musculado Macaco, palpar la decadencia de las ferias y callejear entre multitudes. Este año,  y por primera vez en 29, no estaré el día grande, el 12 de Octubre, día, ateísmo aparte, de la ofrenda al símbolo maño. Estas 48 horas he vuelto a compartir Pilares con la gente de siempre, y también me he despedido, espero que no para siempre, de una amiga que retorna a miles de kilómetros. Cinco años después de conocerla, y tres años después que yo dejara un proyecto en stand by por la llamada de Barcelona. ¡Felices Pilares!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Samiramis

Se llama Samiramis y lee las cartas en un bar de la calle de Ávila, cerca de las calles de prostitución del zaragozano barrio de Salamanca. El local, cutre, intenta reflejar un aire sirio que no va más allá de los dulces colocados en una vitrina, y de una pegatina con el nombre del país, cuyas letras están pintadas con los colores de la bandera. Es sábado por la mañana y la futuróloga tiene poca clientela. Mientras se espera, se pide en la barra algo para tomar, y se coge la vez. “La última es esa señora”, dice la camarera, muy maquillada, con jersey de cuello alto y foulard con estampado de leopardo, y gorro de lana en la cabeza. Samiramis es muy conocida en la ciudad, y frente a ella, y gracias al boca a boca, se sienta un público variopinto que ansía saber qué va a ocurrir en sus vidas. Pasados unos minutos, una amiga y yo estamos ya frente a la silla de la adivinadora. Por cierto, a punto de irnos. Son los nervios del momento. Observamos un cartel que prohíbe comer chicle, y otro q

Cuando cuesta volver...

Sueño, suspiro, abrir y cerrar de ojos. 21 días intensos. Sensación de no haber ocurrido. Sin tiempo para digerir. Aterrizaje forzoso en la vorágine. Despedidas. Darse cuenta de la importancia del "aquí y ahora". Volver a "todo sigue igual" sin que tú seas el mismo. Querer marchar. Intentar mantener el espíritu "thai" un tiempo. Cuando cuesta volver...

Pinochos de la vida

Aquella marioneta de madera que acabó convirtiéndose en niño es Pinocho. Un personaje de la literatura infantil al que por mentir le crecía la nariz. ¿Y qué se les debería agrandar a aquellos adultos que no dicen la verdad? Por lo general, son personas con baja autoestima que se crean una mejor imagen de sí mismos para obtener la aceptación del resto. Y es más frecuente en hombres. Obviamente, se trata de mentirosos compulsivos. Artistas en mezclar mentira y verdad, de jugar al despiste, de saltar con habilidad de un tema a otro, de hacer pensar que es cierto aquello que argumentan y de enganchar...porque lo misterioso, o lo tóxico, atrapa. Así que, según me han contado, puedes conocer a alguien que dice llamarse Ángel pero a ti te consta que Miguel, que dice trabajar en un cuerpo policial pero resulta que es peluquero autónomo, que dice tener una carrera universitaria pero comete más faltas ortográficas que el más tonto de la clase (y no es excusa el lenguaje sms ), que dice habe