Puede que sepas más de alguien que sus propios amigos, que te plantee algo más pero en un futuro, que aquello que no te cuadra sean pequeñeces, que te tomes las cosas demasiado en serio, que busques sin éxito una explicación a todo... aún así hay momentos en los que es la necesaria la fluidez. Fluidez para que las relaciones, de todo tipo, lleguen a nacer. Sin que haya barreras comunicacionales: verbales cara a cara, y ni mucho menos, hoy en día, tecnológicas. Un número de móvil, nueve simples dígitos, no pueden suponer nunca un muro. Menos cuando se está empezando. No deberían asumirse los motivos de otro para que haga de algo sencillo algo complicado. Fin.