Aterrizaje en casa de un amigo, búsqueda de piso, inmobiliarias carroñeras, nuevo puesto de trabajo, línea roja de metro, autobús exprés al Prat, la plaza de España, clases de catalán, madrugones, quedadas, firmas de contratos, el Día, los tupper, ALSA...quince días en Barcelona. Una nueva etapa que comenzó, de alguna manera, el pasado 23 de diciembre. Un trayecto con mucho camino por recorrer, y con una parada que hacer para que alguien deje de ser un potencial viajero. Porque así es el destino. Algo o alguien puede estar muy, muy cerca, y a la vez muy lejos. Y a veces no es fruto de la casualidad. Somos nosotros los que lo forzamos, pero ante conductas evasivas poco podemos hacer. Este es el resumen de la llegada de un maño a la Ciudad Condal. Una llegada, para algunos, desde otro país. Un "país" que está a sólo 300 kilómetros.