Siento que me he quitado una losa de encima. Y es que un sueño, puede convertirse en un mal sueño. Casi, casi, en una pesadilla... En algo que afecta a la salud física y mental. Y hay que plantearse qué hacer. Barajar distintas opciones: resignarse y seguir, abandonar, o tomar una dirección alternativa. Y aunque comiences un viaje por una carretera llena de curvas, tal vez el destino sea más apetecible que el de una autopista, que parece no tiene final. Atrás dejas un proyecto, una ilusión, gente que merece la pena, pero no se trata de un adiós, sino de un hasta pronto. Un reemplazo a otro lugar, en el que afianzar ese nexo que un día nos unió, y que ahora se puede enriquecer. Porque, a veces, en la vida, hay que desmarcarse de lo establecido...