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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Vomitada laboral

Crisis laboral máxima. ¿Es el trabajo tan rehabilitador como yo lo vendo? En un curso de bioética me decían el lunes que "un trabajo puede crearte un trastorno que no tienes". Trabajo en un recurso en el que no creo. Trabajo en una empresa que no me gusta. Trabajo con las peores condiciones laborales que he tenido nunca. Trabajo "de lo mío" (algo a lo que daba mucho valor tiempo atrás), pero ahora me considero un "obrero de la farsa social organizada" y un "robot desencantado con la profesión". Y no, no son frases mías. A nivel social, el concepto "trabajo" tiene un halo romántico. Pero, hoy en día, trabajar y ser pobre es compatible. Me preguntaban esta semana si aceptaría un despido pactado. De alguna manera, somos esclavos. Y ser conscientes y vomitarlo, también es terapéutico.

Ya no...

Leo que "el pasado formaba parte de nuestra historia y no podíamos cambiarlo. El secreto de la vida consiste en vivir, no en recordar. Ahora tocaba gozar del presente...". ¿Qué son los recuerdos? Un aviso que se da de algo ocurrido. Algo que nuestro disco duro almacena y, de tanto en tanto, nos muestra. Hace no mucho me preguntaban, "¿por qué te gustan tanto las fotos?" Las fotos son el mejor recuerdo de algo vivido. Y, normalmente, disparamos la cámara en momentos más bien felices. Por ello, cualquier vistazo a un álbum nos puede transportar a la nostalgia. Porque hay épocas, lugares y personas que ya no nos pertenecen. Yo sé lo que me digo... Y mañana, vuelvo a viajar con Judith después de pisar Rosas junto a ella, por primera vez, allá por agosto del 2014. Por cierto, allí me abrí mi cuenta de Instagram.