Hace mucho que no escribo ni que tecleo en este blog. Ni siquiera, llevo a cabo el ejercicio de escritura automática que aprendí en el último taller, y que consiste en vomitar durante unos minutos aquello que pasa por tu mente, para luego dejarlo en un cajón y releerlo pasado un tiempo. Tal vez, si escribiera más pudiera conectar mejor con el "aquí y ahora", porque la anticipación siempre tiene prisa y pronto aparece. Finalizó un 2014 contaminado y llegó un nuevo año que comenzó con lágrimas, alerta médica y un terremoto emocional. Así, todo condensado y sin que hubiera transcurrido la primera quincena del 2015. Hoy, miércoles, casi jueves, estamos en los primeros días de la primavera. La inauguré con ellos, con un concierto de Camela al que asistí en solitario. Porque valoro que necesito tiempo. Tiempo para mí, para que asome ese duelo latente que, intuyo, dificulta que la ilusión esté presente. También un tiempo para compartir. Tal vez, poco a poco, compartir más. Hoy, mié