Acabé el último post nombrando la zona de confort. Y el viernes a la tarde, volvemos a ello en la terapia. Al agarrarse a la estabilidad, a lo que ya controlas. A decidir, pero a no dejar que sea tu mente quien elija. A pensar por qué hay rupturas que no las quieres o, cuando llegan, te cuesta afrontarlas. Tal vez, porque te ha costado llegar a un determinado estado. Ha sido un trabajo de "pico y pala" y, mal que bien, lo quieres disfrutar un ratito. Y cuando se rompe, la hostia es similar a la de un choque frontal. Y 10 meses después, sientes que estás en circulación. Pero circulas poco a poco, porque te mueves en plataformas diferentes a las que estás acostumbrado, estás a gusto pero no hay un feedback claro y, como mi nick del WhatsApp, "sea lo que sea pasará". Y mientras a improvisar, porque como tengo apuntado por ahí, "el teatro muestra el ser que sufre en la batalla de la vida". Pero la batalla también puede brillar con "la luz gay del mundo&q