No me gustan los pasillos. No me gusta el pasillo asimétrico de mi piso, al que no puedo darle utilidad. No me gustan los interminables pasillos del metro. No me gusta perderme en los pasillos del supermercado, cuyos lineales van cambiando por una burda estrategia de marketing. No me gustan los pasillos verde insipido del hospital. Pasillos en los que te dan malas noticias, comprimidas en treinta segundos, con vocablos que no entiendes. Pasillos deshumanizados, donde eres un simple número. Pasillos en un hábitat que no controlas, en el que te sientes desprotegido... Un lugar que no hubieras querido pisar. No me gustan los pasillos. No me gusta esa "pieza de paso, larga y angosta, de cualquier edificio".